Así es el caldo de caracoles, un platillo raro pero exquisito de México

En la vasta gastronomía mexicana se aprovechan toda clase de ingredientes: desde la carne de res, cerdo y pollo hasta diferentes especies de insectos y moluscos. Por eso no debería sorprender que en algunas regiones del país se consuman caracoles.

Particularmente en Chiapas se prepara un inusual platillo: caldo de caracoles, mejor conocido como caldo de shuti.

Este plato se origina en la comunidad indígena zoque de Palenque, pero también se prepara en Tuxtla Gutiérrez. Se destaca por sus sabores únicos, que son un reflejo de la tradición y cultura local.

El shuti, protagonista de este exquisito caldo, es un caracol de río que comparte algunas similitudes en sabor y textura con los camarones, a pesar de su distinguida concha negra.

En la preparación del caldo se incluyen ingredientes como epazote, chiles chimborotes, cebolla y jitomate, que juntos crean una experiencia culinaria rica y compleja, apreciada tanto por locales como por visitantes. La sencillez de su receta contrasta con la profundidad de sus sabores, ofreciendo un viaje sensorial a quienes lo degustan.

Comer caldo de caracoles fuera de Chiapas es prácticamente imposible, pues los shutis viven principalmente en riachulos y lagunas de esa entidad y de Tabasco.

Además no es un platillo que se coma todo el año, pues su ingrediente principal sólo se puede conseguir en primavera, cuando los caracoles se acercan a la orilla para depositar huevos. En ese sentido, el guiso se prepara principalmente en Semana Santa.

Aún así, si sientes curiosidad sobre la preparación de este caldo, aquí te contamos los detalles.

Para la preparación se requiere de shutis, masa de maíz, jitomates, manteca o aceite, cebolla, chiles chamborotes, ajo, chile, hojas de hierba santa y sal.

Previamente, por lo menos tres días antes, se alimenta a los shutis con hojas de momo para purificar su sistema digestivo. Pasado este tiempo los caracoles se despuntan para eliminar los desechos.

Después de los preparativos, cocinar el caldo es relativamente fácil: los caracoles se hierven en agua con sal por alrededor de una hora y el resto de ingredientes se licúan antes de añadirlos a la preparación. Cuando toda la mezcla está hervida, se puede servir.

Los caracoles se utilizan en otros platillos típicos chiapanecos como shuti con momo (caracoles cocidos con hojas de momo y masa de maíz, acompañado con salsa de chilmole), shuti con pepita y comida de los apóstoles (guiso hecho a base de salsa de pepita, jitomate, cilantro y achiote en la que se cuecen los caracoles).

• Fuente de proteínas de alta calidad: Ayudan en la reparación y crecimiento de los tejidos del cuerpo.
• Bajos en grasa: Ideal para dietas bajas en calorías.

• Ricos en minerales: Aportan hierro, esencial en la prevención de la anemia; calcio, importante para la salud ósea; magnesio, que interviene en numerosas reacciones bioquímicas, y fósforo, fundamental para la salud dental y ósea.
• Contienen vitaminas del grupo B: Importantes para el buen funcionamiento del sistema nervioso y para la producción de energía.
• Bajo contenido en colesterol: Beneficioso para la salud cardiovascular.
• Fuente de ácidos grasos: Aunque son bajos en grasa, los que contienen son saludables y pueden contribuir a la salud del corazón.
• Aporte de ácidos grasos Omega-3: Tienen efectos beneficiosos sobre la salud cardiovascular.

Sin embargo, es importante su correcta manipulación y cocción para evitar riesgos para la salud, pues lo caracoles de río pueden ser portadores de parásitos si se consumen crudos o mal cocidos. Por tal motivo se recomienda también consumirlo en lugares establecidos, donde sean preparados por expertos en el manejo de este tipo de alimento, inusual en la cocina mexicana.